Cuando trabajas para un cliente tienes que mantener un equilibrio difícil entre lo que tú crees que va a funcionar y lo que él quiere transmitir.
Creo que muchos copywriters se equivocan cuando afirman tajantemente que te contratan para un objetivo y que hay veces en los que hay que ponerse en contra del cliente.
No me malinterpretes, por un lado puede que tengan razón, pero a veces parece que se hace «a pesar de lo que opine el cliente».
Y yo no estoy en ese club.
En este capítulo de CopyEmprende charlaremos precisamente de cómo gestionar estas situaciones para conseguir el mejor resultado.
Mi filosofía es la siguiente: tú eres un filtro entre la mente del cliente y los resultados que puede conseguir.
No obstante, esto tiene un matiz muy importante y es que hay una serie de líneas rojas que el cliente no quiere superar, por el motivo que sea.
Y esas tú las tienes que respetar.
Puede ser sobre la forma de comunicar, sobre la manera de llegar al cliente, sobre el número de impactos… y tú tienes que estar a su lado.
Tu objetivo es hacerlo de la mejor manera posible respetando siempre este tipo de cuestiones.
Pídele que le dé un buen meneo. Cuantos más cambios te proponga, más podrás justificar.
Decide qué no se puede cambiar por cuestiones persuasivas y en cuáles podrías tener menos mano dura y que tu cliente «se salga con la suya».
IIntenta ponerte siempre en la mente de tu cliente y entender si lo hace «porque es lo que ha oído» o «porque está 100 % alineado con esa idea».
Y a jugar.
¡Genial!
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¿Vamos al lío?
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