Hagas el tipo de lanzamiento que hagas, habrá momentos críticos.
De esos de Houston, tenemos un problema.
Sea más o menos grande, siempre hay muchos detalles que controlar y aunque te hayas dejado la piel en los detalles iniciales… la verdad es que hay pequeños puntos que se te pueden escapar.
A mí me pasa siempre.
Así que con el paso del tiempo me he preparado una pequeña rutina a primera hora de la mañana para solucionar cualquiera de estas situaciones.
Y aunque pueden seguir habiendo problemas, se reducen un montón por dos motivos.
El primero es que sientes que formas parte de algo, así que estás mucho más conectado con ello.
¿El segundo? Quitarte de en medio antes de empezar para evitar así cualquier circunstancia que pueda darse.
¿Vamos al lío?
Seamos sinceros.
Salvo en casos muy particulares, la diferencia entre enviar un email a las 9:00 o hacerlo a las 10:00 es mínima.
Y digo mínima siendo generoso.
Porque a la hora de la verdad, a veces le prestamos demasiada atención a detalles que no van mucho más allá.
¿Por qué te cuento esto?
Aunque esto depende de la hora a la que te levantes, siempre es bueno contar un margen por lo que pueda pasar.
Desde que fregar los platos se te haga bola hasta que te hayas quedado dormido sin darte cuenta.
Sea como sea, tener ese margen te permite hacerlo con calma y que haya tiempo para las matizaciones.
Más vale prevenir que curar.
En la vida hay que ser práctico y dejar lo del idealismo para otros momentos.
Cuando nos levantemos, lo primero que tenemos que hacer es detener los correos que vayan a salir ese día.
La realidad es que pueden suceder miles de cosas diferentes y es importante que nos aseguremos de que no van a volar sin que les demos el visto bueno.
Por lo tanto, tener acceso a Active Campaign o al gestor de campañas de turno, es clave.
De hecho, en todo lugar donde haya copy tú deberías de poder meter mano para asegurarte de que todo va bien.
A nivel personal, tener ese acceso me da mucha tranquilidad. Si me doy cuenta de que he cometido cualquier error —por ejemplo, haber escrito mal una palabra—, puedo ser yo mismo quien lo arregle en un segundo.
Regla #3: No estás solo, pide a alguien que revise tu correo
Un último detalle para terminar.
Algo que te he contado a lo largo de todo este mensaje es que hay muchos detalles en marcha.
Y cuando digo muchos, son muchos.
Por lo tanto, es mucho más fácil de lo que te imaginas meter la pata y que se te escape cualquier error.
Un error a la hora de teclear, un fallo a la hora de lanzar el mensaje, un problema de fechas…
Da igual.
Contar con alguien que revise todo lo que escribes te permitirá tener otro punto de vista que puedes aprovechar, pero también que estos pequeños fallos no se queden.
Insisto, tú escribes, pero no eres corrector. Conforme avances en los textos tendrás la mente cada vez más «cansada».
Al tenerla cansada, tendrás menos capacidad para detectar estos detalles.
Contar con alguien a tu lado que te acompañe y te permita hacer las cosas bien, lo va a cambiar absolutamente todo.
¿El principal problema con un lanzamiento?
Son tan agotadores que es muy sencillo que te desenganches por el camino.
Demasiado sencillo, te podría llegar a decir.
Por ello resulta tan importante el hecho de tener cada día unos objetivos bien marcados. Te ayudará a mantener esa motivación que es es tan necesaria.
¡Genial!
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